Pero el destino impredecible e incomprensible a veces, obligo a los padres de estos niños a mudarse a un área rural, en una situación muy complicada económicamente hablando, un sitio desconocido para los niños carentes de algunas cosas a las cuales estaban acostumbrados, pero siendo niños no tardaron mucho en acostumbrarse a su nuevo entorno, el cual aunque un poco agreste para ellos era peculiarmente beneficioso debido a que en ese lugar podían darse nuevos aires y adquirir diferentes conocimientos.
La forma de actuar de estos hermanos era
totalmente diferente, debido al carácter y costumbres que ambos se habían forjado,
pues como menciones anteriormente la formación de los niños provenían de
diferentes familias de crianza. Mientras Rómulo era paciente, tranquilo,
Eduardo era impulsivo, necio e inquieto (todo un dolor de cabeza), por supuesto
esto no quiere decir que Rómulo fuera un ángel porque también tenía lo suyo.
Esta forma de ser de ambos siempre era causa
de conflictos, debido a que ellos siempre querían tener la
razón, aunque los dos estuvieran equivocados. En cierta ocasión se entablo una
discusión muy acalorada entre nuestros personajes, por algo tan sencillo como
ridículo, peleaban por quien debía lavar una taza con su porcelana después de haber
refaccionado por la tarde; tan fuerte era la discusión que tuvo que intervenir
su madre Elsa, quién ya cansada de las constantes peleas que estos los
pilluelos generaban, decidió poner punto final a este asunto, preguntando de
forma enérgica al mayor de ellos cual era el problema por el cual discutían, ya
que tenia claro que él sería más concreto en los hechos mientras que el pequeño
daría muchas vueltas antes de aterrizar en la situación, aún a sabiendas de que
Rómulo presentaría los hechos de forma tal que le favorecieran e inculparan a
Eduardo, sin embargo doña Elsa muy astutamente interrumpía a su pequeño para
hacer preguntas capciosas y cerradas a fin de obtener la verdad de los hechos.
Después de haberlo escuchado atentamente tuvo claro que el culpable del
problema era Eduardo quien no había cumplido con lavar aquellos trastos de
cocina.
Genial historia te mando un beso
ResponderEliminarBeautiful blog
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